‘The Afterparty’ – La noche es joven

Una vez vistos siete de sus ocho episodios, puedo confirmar que ‘The Afterparty’ es una serie tan disfrutable como cabía esperar. Palabra clave: Disfrutar, y a pierna suelta. Ante todo, y aún sin saber si su resolución estará a la altura de todo lo demás como hay quien dice que sucedió con la de ‘Dexter’ primero, y con la de ‘Dexter: New Blood’ después. Cosas que pasan.

Como las que pasan en ‘The Afterparty’, una suerte de «whodunit» del estilo a ‘Puñales por la espalda’ mezclado con las comedias estudiantiles como ‘American Pie’, ‘Supersalidos’ o ‘Aquellas juergas universitarias’. O siendo más claros: Algo parecido a lo que ya hicieron Chris Miller y Phil Lord en ‘Infiltrados en clase’ (y sus 28 secuelas) con la comedia de socios y sabuesos.

‘The Afterparty’ es sin embargo la criatura de Miller, en esta ocasión sólo ante el peligro y que ha sabido hacer carrera con el metahumor y la metaficción sin desgastarse como la franquicia de ‘Scream’. Al contrario, y esta nueva serie es una buena prueba de ello: Fresca y dinámica, en una producción concebida para el pleno disfrute de un público más pronto que tarde, entregado a la causa.

Porque ‘The Afterparty’ engancha, y mucho con cada nuevo capítulo y cada nuevo punto de vista. Como una bola de nieve rodando ladera abajo que se vuelve imparable. Llueve sobre mojado y no es que cada episodio sea mejor que el anterior: Es que cada nuevo episodio añade una nueva perspectiva que enriquece lo anterior, además de a sí mismo y a una historia en continúa expansión.

Una historia narrada a través de siete versiones (y pico) distintas pero complementarias, cada una reforzada por un episodio personalizado ante las narices de Tiffany Haddish que van desde lo musical hasta lo animado, desde lo romántico hasta el terror pasando por un Dave Franco tan hostiable que casi da pena que tarde quince segundos en morir. O puede que tal vez, ni eso.

Todo ello por supuesto, apuntalado por un notable reparto de «secundarios robaescenas» que saben jugar en equipo. Cada uno tiene una labor dentro de esta ‘The Afterparty’ que destaca por el conjunto: Si bien todos sus elementos están bien, es la unión y compenetración de estos lo que la convierte en algo notable. En algo, lo dicho, adictivo y tremendamente disfrutable. De principio… a fin, espero.

Así, ‘The Afterparty’ se erige en una nueva muestra del talento mutante de Chris Miller, quien ya sea como director y guionista, o ya sea sólo como productor sale reforzado, una vez más, por su forma de hacerte partícipe de lo divertido de las cosas. Por rendir pleitesía al publico, siendo evidente que producciones como esta serie no están concebidas para satisfacer su ego, sino a la audiencia. Elseptimoarte.net

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