En busca de la franquicia a la desesperada: Netflix no consigue afinar en su búsqueda de sagas cinematográficas
¿Qué es en lo primero que piensas cuando alguien dice «Netflix»? ¿’Stranger things’? ¿’El juego del calamar’? ¿’BoJack Horseman’? Lo más probable es que no estés pensando en ‘Alerta roja’, ‘A ciegas’ o ‘El agente invisible’. Y es que, por mucho que haya tenido éxito en el terreno del cine de Óscar y festivales (aunque la estatuílla se le resista de momento), le falta algo que sí tienen sus rivales más directas: una franquicia.
No se cuela ni una secuela
Disney+ es básicamente un conglomerado de franquicias que podríamos pasar dos años nombrando, desde ‘High school musical’ hasta ‘Los vengadores’. HBO Max, tras la compra de Paramount, más de lo mismo: ‘Misión imposible’, ‘John Wick’, ‘Mad Max’, los superhéroes de DC… A Netflix, que, al menos de momento, no ha comprado ningún gran estudio en horas bajas, no le queda otra que intentar encontrar una saga cinematográfica propia por su cuenta.
Y, por conseguir, ha conseguido grandes hitos de audiencia. Millones de hogares se han conectado para ver ‘Tyler Rake’ o ‘La vieja guardia’, pero no se han convertido en éxitos virales. El público las ve porque salen en portada de Netflix y tienen actores famosos, pero nadie habla de ellas. No crean ni cariño ni necesidad de seguir viendo más aventuras, no hay una comunidad formada a su alrededor ni se montan paneles en la Comic-Con para conocer a sus autores.
Por más que el servicio de streaming se apresure a confirmar una secuela, no hay una base de fans esperándola ni nadie alegrándose al respecto. Y, además, la segunda parte tarda tanto en salir, si es que sale (¿os acordáis de las secuelas prometidas de ‘Bright’ y ‘A ciegas’?), que el posible hype aún se diluye más.
De hecho, las pocas sagas que le han funcionado bien, como ‘Enola Holmes’ o ‘A todos los chicos de los que me enamoré’, no dejaban de ser películas originales compradas a otros estudios. A la gran N le está costando dar con la tecla exacta del fandom y confía en grandes nombres, como los hermanos Russo, que después ofrecen el contenido más plano posible, como rehuyendo la personalidad propia: cualquier pretendido blockbuster de Netflix es intercambiable con el de al lado, y es un problema muy gordo.
Amortizando el amor
Paradójicamente, aunque la empresa quiera hacer fuertes sus supuestas sagas de acción, donde realmente se ha hecho un nombre es en las sagas de comedietas adolescentes, tonterías navideñas y ardientes cintas amorosas, como ‘Mi primer beso’, ‘Cambio de princesa’, ‘365 días’ o ‘A todos los chicos de los que me enamoré’. Pero Netflix quiere más. Quiere su propio ‘Star wars’, que pueda dividir en secuelas, series, videojuegos y todo lo que haga falta. Y hasta ahora solo lo han conseguido en formato episódico.
Cuando se anunció el fin de ‘Stranger things’ con la temporada 5, rápidamente desde la empresa aclararon que la franquicia seguiría adelante con spin-offs y quizá alguna que otra película: es el intento a la desesperada de Netflix por conseguir el beneplácito de la audiencia en el momento que más lo necesita. La táctica ya se intenta replicar en ‘El juego del calamar’, ‘The Witcher’ y ‘La casa de papel’: versiones locales, spin-offs, secuelas… Si algo funciona, hay que sacarle todo el jugo posible. Y se huelen los proyectos impostados.
Además, sigue sin ser exactamente lo que la empresa está buscando. En su día consiguieron dar la vuelta a la imagen que se tenía de una «película Netflix» gracias a una fabulosa campaña de marketing y el estreno de películas como ‘La balada de Buster Scruggs’ o ‘Roma’, pero la búsqueda de una franquicia como una quimera o un oasis que salvará los muebles solo hace daño a la reputación de los productos de la casa, que se ganan, justamente, los calificativos de «olvidables» o, directamente, «indignos».
Desquicie por la franquicia
Tampoco hay que ser catastrofistas: Netflix ya ha encontrado alguna que otra franquicia en condiciones, de esas que pueden condicionar la suscripción. Pero en su gran mayoría son películas rescatadas del olvido o de las salas de cine para crear nuevas secuelas: ‘Chicken run’, ‘Spy kids’, ‘Superdetective en Hollywood’, ‘Wallace y Gromit’ o ‘Puñales por la espalda’ tratarán de crear notoriedad y revalorizar la marca.
Pero, mientras siguen con la esperanza de encontrar esa saga que realmente vaya a conseguir suscripciones, en Netflix continuarán intentando encontrar su gallina de los huevos de oro con adaptaciones de videojuegos y anime (‘Bioshock’, ‘Gundam’) mientras siguen mimando (o intentándolo al menos) su parcela para las películas de festivales y de autor. No es fácil hacer estos malabarismos cuando la percepción general de tu audiencia sigue siendo, como poco, mejorable.
Si Netflix sigue buscando ser relevante en el ecosistema audiovisual actual con películas de acción sin personalidad y sin un nombre de franquicia preestablecida por detrás, no le va a ayudar ni a mantener el número de suscripciones ni, mucho menos, a conseguir otras nuevas.
Nadie se hace miembro para ver ‘El agente invisible’, por muy de los Russo que sea, porque el boca-oreja no es bueno, si es que lo hay en absoluto, ni hay prisa por verla. El gran reto del streaming es que «la última de Netflix» tenga nombre propio para evitar que su franquicia más importante sea… la propia Netflix. Randy Meeks / @randymeeks Espinof.com